EL ADJETIVO: Abuso de un recurso que empalaga al leer pseudoescritores sin recursos.

Cuando se lee un escrito, séase poema o prosa,  repleto de adjetivos en cada línea, uno no puede evitar sentirse como en una pastelería empachándose de azúcar sin más contenido que el del adorno de la cursilería. La mayoría no indican absolutamente nada y yo personalmente, lo que menos deseo es enfermar de diabetes.
Su abuso, a mi criterio, denota con evidencia  que no existen en el «autor» recursos léxicos ni lingüísticos  de expresión para explicarse con contenidos y giros que atrapen la atención del lector con originalidad, sin tener que edulcorarlos con adjetivos de más de lo mismo de los que nuestros ojos y mente ya están más que hastiados.

David Lagmanovich escribió este texto que adjunto y que tituló «No tengo nada contra usted«, donde expone su parecer y crítica sobre su uso con la genialidad e ironía de no necesitar emplearlo para manifestar su opinión al respecto.

NO TENGO  NADA CONTRA USTED
«No tengo nada contra usted, se lo aseguro. He frecuentado a muchos como usted, me he encariñado con algunos, y ellos me han acompañado a lo largo de la vida. Si le restrinjo el acceso a mis escritos no es por hostilidad, sino más bien para no fatigarlo, para que después no se me acuse de abuso o de falta de consideración. Es cierto que en mi juventud recurría mucho más que ahora a sus servicios. Pero la vida me ha enseñado que para mí su utilidad, perdóneme que se lo diga, no depende de que esté siempre dando vueltas a mi alrededor, sino de un factor que podemos llamar eficacia. Con esto no quiero ofenderlo ni hacerlo a menos: mi respeto por usted es absoluto. Podemos decir que lo considero indispensable, pero en dosis moderadas. Un gran poeta dijo que usted, cuando no da vida, mata. Y yo no quiero que me mate ni que mate mis textos, señor adjetivo.»

– David Lagmanovich –

Deja un comentario